The Whale – La película y los conflictos mentales y emocionales tras la Obesidad
La película “The Whale” o “La Ballena” en español ha ganado protagonismo no solo por el resurgimiento de su actor principal Brendan Fraser, sino también por el papel que desempeña retratando el profundo drama de Charlie, un profesor de literatura solitario con obesidad mórbida y sus intentos por restaurar la relación con su hija adolescente.
Su éxito ha sido tal, que lo hizo ganador del Oscar a mejor actor, también como obra cinematográfica con decenas de premios, nominaciones y reconocimientos en todo el mundo.
En este texto invitamos a estudiantes, terapeutas y cercanos a ver con ojos diferentes, los ojos del aprendiz; lo que en principio representa la crudeza de este drama que toca fibras sensibles y que al involucrarnos nos impide ver la historia detrás.
A través de la narración y trama, como cualquiera que llega a nuestras manos y que sigue este mismo tipo de desajustes, tiene mensajes que podemos utilizar para identificar importantes patrones de pensamiento y conducta que facilitan la labor tanto del terapeuta, de familiares y cercanos y también de quien recae en ellos, con el propósito de sanarlos y/o ayudar a otros a no sufrirlos como el personaje. Veremos lo que el autor y director querían decirnos y decidieron contarnos a través de este profesor y su drama de vida. Pero también veremos y leeremos lo que el autor quiso decirnos pero no estuvo en el libreto escrito como tal.
Así que vamos a abrirle historia a Charlie nuestro personaje principal desde sus conflictos mentales emocionales y desajustes de la conducta para sanar junto con él. (¡Alerta Spoilers! Si has visto la película a través de estas líneas ya no te debería resultar un drama de llanto y dolor, sino de empatía y sanación y, si ya la viste y no notaste los detalles entre líneas, es una oportunidad para retomarla con otros ojos, bienvenid@)
En cortas líneas, la historia de Charlie
Su relación con su exesposa Mary, no es sana y entre sus deseos más profundos es volver a conectarse con la hija adolescente resultado de ese matrimonio Ellie, a quien no ha visto desde hace ocho años. Charlie le ofrece dinero para que pase tiempo con él a escondidas de su madre, quien además se enoja cuando se entera de las visitas. Él espera que su hija esté bien y sea buena para algo, como una confirmación de que él hizo al menos una cosa bien con su vida.
Charlie experimenta episodios severos de atracones de comida, junto a enojos en los que se descarga con sus alumnos y pone en riesgo su trabajo.
La enfermera Liz es hermana de quien fue el novio de Charlie, Alan, quien se suicidó por la culpa religiosa que le generaba su identidad sexual. Esto fue el detonante para que Charlie iniciara a comer compulsivamente.
En la historia también se cuentan las visitas que le hace un misionero de nombre Thomas que cree que su misión es salvarlo, aunque en ocasiones lo culpa de la homosexualidad de Alan, el exnovio, que pertenecía a la misma iglesia. A la enfermera le molestan las visitas del misionero por su propia experiencia y la de su hermano en esa comunidad.
El núcleo del conflicto mental y emocional
La vida del personaje se va develando, mostrándonos al final los motivos emocionales que desencadenan sus desajustes de conducta y que lo llevan a los momentos decisivos que el filme nos muestra.
El primer gran conflicto es abandonar a su hija y familia al enamorarse de uno de sus estudiantes (Alan); ese es el primer detonante, y él mismo nos lo hace saber, al pedirle a su hija perdón por esa acción, que ella misma se lo recuerda repetidamente y a quien la enfermera intenta reprimir para no “hacerlo sufrir”.
El segundo gran conflicto es la muerte de su pareja, en pantalla no se nos cuentan los motivos, más si nos hacen pensar en la existencia de un choque entre las creencias religiosas y su inclinación sexual. Charlie nos cuenta que el intenta “Salvarlo” pero que no pudo.
Aquí, él se siente doblemente abandonado y además doblemente culpable entrando en el estado de depresión.
Los conflictos emocionales detrás de la obesidad y también la delgadez
Esto son los tres conflictos mentales-emocionales básicos detrás de este diagnóstico:
- Primero: sensación de carencia de afecto.
La primera forma en que conocimos el amor fue a través de la “Teta de la madre” o sea a través de la comida; entonces, cuando sentimos que hay carencia de afecto reemplazamos el afecto con la comida y nos engordamos. - Segundo: necesidad de reconocimiento.
Cuando sentimos que no somos suficientemente tenidos en cuenta, que “Yo paso desapercibido y a mí nadie me toma en cuenta” seguramente como resultado de una única o varias situaciones dramáticas en las que los otros (Padres, pareja, trabajo, colegio, etc.) no me tuvieron en cuenta en la toma de decisiones, me engordo, me hipertrofio, porque ningún gordo pasa desapercibido, entonces necesito que me noten. - Y el tercero: el miedo a morirse de hambre, miedo a la escasez.
“Me convierto en un silo ambulante” “Me como dos papas, con una vivo y con la otra engordo”, “empiezo a guardar dentro de mí una reserva para cuando la situación laboral, social o económica se ponga difícil”, “Poder durar vivo más tiempo, porque tengo una reserva de grasa, de gordura dentro de mí”.
En el otro extremo está la delgadez, y si el gordo se siente que pasa desapercibido y quiere ser notado, el Flaco quiere pasar desapercibido “Que nadie me Note”, “Donde me escondo” “Que nadie me mire que no se den cuenta de mí”, ocurre mucho.
Como punto adicional, niñas o niños abusados, en la obesidad o la delgadez extrema culpan al cuerpo bello y joven de que le hayan hecho eso, entonces destruyen el cuerpo para que nadie los mire, se vuelvan “Desagradables a la vista” y no les vuelvan a hacer lo que les hicieron. Entonces la delgadez es “Querer pasar desapercibido” “Querer morirse” el “Trágame tierra”.
La delgadez es el rechazo al padre y a la madre como proveedores, en el caso del niño gordito que dice “Me hace falta Mamá o Papá” y lo reemplaza con la comida; El 70% de los niños obesos son hijos de padres separados porque reemplazan al padre ausente con la comida que representa el afecto. En cambio cuando rechazamos especialmente a la madre hay también delgadez extrema incluso anorexia.
Los desajustes de la conducta
Claramente, mientras él estaba contento y cómodo en su vida estos desajustes estaban presentes pero inhibidos por la convivencia en pareja. Al estar solo, afloran de manera intensa y son usados como herramientas de autocastigo por parte del protagonista.
- Debido a la necesidad de ser notado, descubierto por los demás, sobre todo su hija, se hipertrofia, buscando no pasar desapercibido de tal forma que, por su tamaño y/o su enfermedad, ella pueda verlo y perdonarlo por aparentemente abandonarla.
- Considera que al no haber actuado como “Un buen padre”, se queda en que lo único que le puede dejar a su hija es el dinero. En esta mecánica se ha abandonado completamente a la enfermedad, pero, aunque disponiendo de todos los elementos necesarios para su movilidad y tratamiento, por donaciones de su amiga enfermera, se niega a mejorar su condición y/o buscar tratamiento, como castigo autoinfligido por lo que aún no se perdona y que cree se merece.
- Curado, sanado podría en vez de dinero, darle a su hija un padre sano y redimido, pero prefiere la otra opción.
- Ese autocastigo y victimización es el desajuste que usa para mantener su enfermedad y además, buscar su final. Pareciera que necesita redimirse de sus errores y para lograr eso busca dañarse y no buscar ayuda para mejorar. Usa el ultimátum de su vida como excusa para tener el valor de buscar a su hija y dejarle lo que ha estado guardando para ella como símbolo de su redención. “Mírame, estoy enfermo, perdóname”
- Vemos que mantiene los elementos de su pareja fallecida en una especie de altar, mientras que su espacio personal esta desatendido y desordenado, esto tanto porque veía y necesitaba a su pareja para no caer en los desajustes que ya estaban presentes, como porque al elevarlo o santificarlo de nuevo, llegaría la redención por aquello que él mismo se cuestiona de su relación.
- Por sentirse escaso y abandonado, tiende a ser acumulador, se apega y acumula libros, textos y objetos dentro de la casa con poco sentido del orden y limpieza, deseando no perder esas cosas, porque ellas no lo pueden abandonar.
Nadie enferma solo, nadie se cura solo, viendo la historia de esta manera, nos queda claro que con la ayuda y acercamiento adecuados, Charlie no necesitaba pasar por todo esto para recuperar el amor de su hija o para darse cuenta del amor presente en ella, de hecho, encontrar eso mismo en él sería suficiente para hacer un alto y buscar vivir plenamente amándose a si y a todos los demás.
No existen culpables, no hay castigo, no hay una pena, ni él, ni ninguno de los que aparecen o no aparecen en la cinta (sus padres por ejemplo) eran malos, lo único que pudieran ser todos es, ser ignorantes, hicieron lo mejor que podían con lo que sabían en su momento y les quedó bien. Y como ignorantes, merecen ser enseñados, ¿Enseñados a que? A perdonar.
Sanando él, sanaba también a su hija Ellie de la pena y vergüenza de tener un padre así, igual con su exesposa Mary respecto a su relación como pareja, padre de su hija, hubiera perdonado a Alan y su relación con la iglesia; Thomas como misionero no hubiera tenido que sentirse el salvador de alguien más que de si mismo; Liz su enfermera estaría más tranquila, y podría dedicarse a sanar su dolor por la pérdida de su hermano; el repartidor de pizzas no sentiría enojo ni molestia por las personas con obesidad y con todos ellos, todos los involucrados en el proceso.
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