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¿Estaré siendo un buen padre? ¿Estaré siendo una buena mamá?

¿Cómo sabemos que alguien está haciendo un buen padre o una buena madre? Porque de niños nos dicen que “Hay que ser buenos hijos” pero nunca nos dicen ¿En qué consiste esa vaina? Y así mismo nos dicen ¿Hay que ser buenos padres? pero tampoco nos dicen ¿Qué es ser un buen padre? Entonces, uno improvisa, adivinamos qué “buen papá” es trabajar mucho y traer harta plata a la casa, para poder comprar buena comida, buena ropa, buenos juguetes, y buen paseo. Buen papá es regañar mucho, y mientras uno más regaña, mejor papá es

Nunca nos dijeron que es ser un buen papá, hay quienes creen, que ser buen papá es dar muchos permisos; mientras más permisos de, mejor papá es, otros dicen lo contrario, mientras menos permisos, es mejor papá.

Para ser un buen padre, una buena madre, solo hay que tener presente tres cosas:

La primera, deben garantizar que sus hijos sean sanos, los padres deben pensar en lo que le dé salud a sus hijos. Entonces ¿Qué llevo de Mercado? ¿Qué cocino hoy? ¿Qué juegos y juguetes le dan salud a mi hijo? Elegir un juguete donde está él estará todo el día quieto moviendo solo los dedos, o un juguete donde tiene que moverse; por ejemplo, una bicicleta ¿Cúal dará salud física, mental, emocional y espiritual?

Obviamente para lograrlo el padre tiene que tener claro ¿Qué es ser sano? y ¡Practicarlo en él! pues porque si el ejemplo que da él, es el de ir a comprar a la tienda el “Chicharrón de diez patas” el ejemplo que da es el del “petaco o la paca de cerveza” porque “Hoy juega mi país al futbol”

La segunda garantía que deben otorgar los padres a los hijos, es que sean felices, y claramente debe saber ¿Qué es la felicidad? y así garantizar la felicidad de su hijo.

En ésta escuela se enseña que la felicidad depende de la madurez mental, que se tiene que cultivar en su hijo desde pequeño los aspectos de esa madurez, que el niño empiece a tomar decisiones por él mismo y que esas decisiones sean correctas, para eso deberá contestar cinco preguntas antes de volverse impulsivo, y tener ¡Control emocional! y decidir si asomar su cuerpo por el tercer piso la ventana lo pone en riesgo o no y que no haga pataleta por no permitírselo. El niño iniciará a decidir por sí mismo, escogerá su ropa, decidirá si es conveniente cepillarse los dientes o no, bañarse o no, decidirá la conveniencia de ordenar o no el cuarto. Tomará sus propias decisiones según su edad, no esperando a que lo manden a hacer las cosas.

El padre debe aprender a darle razones de la conveniencia de hacer o no las cosas, explicando las implicaciones y consecuencias de los actos sin volverse científico “tú puedes ayudarme con esto” “tú puedes agacharte y recoger los zapatos” “tú puedes ir a buscar el juguete” “Tú puedes” ¡Conocerá la Autosuficiencia! “tú puedes ir por el agua” “tú puedes ya vestirte” “amarrarte los zapatos” “¿No sabes? yo te enseño”

Deberá saber que es la ¡Independencia económica! No usando el dinero como el principal factor para tomar decisiones, que el dinero no los determine, y en el camino junto a su familia, hermanos y amigos debe conocer el valor de la fraternidad

La tercera cosa que nos determina como buenos padres, es ayudar a nuestros hijos a que descubran sus talentos. Las habilidades con las que ya nacieron, las improntas de su alma, para que se dediquen a ser solo eso, lo que los hace felices.

Esa tendencia natural a hacer algo que siempre le gusta y lo disfruta por horas que no es impuesto por los padres. No es eso del niño que a los seis meses; para que no moleste en el coche, le entregamos una Tablet y claro, ¡Se va volviendo un idiota y se queda hipnotizado! y al ver que le gusta es “Ver televisión”, a él no le gusta eso, fue que esos papás lo esclavizaron a esa pantalla. Pero a él no le gusta eso. Ósea, esos padres hicieron ese daño, está adicto, como si le hubieran echado cocaína en el tetero desde pequeño, está enfermo, hay que curarlo para que pueda descubrir qué es lo que le gusta. Descubrir los talentos y dedicarse a apoyarlos

Esas son las tres cosas: Salud, felicidad y talentos, que siempre deben estar presente en toda acción intención y decisión de un buen padre y una buena madre. El niño se antoja en la calle de algo; lo que sea ¿Esto da salud? ¿Da felicidad? ¿Va a favor de su talento? no se duda ¡cómpreselo! Y si no va por ahí, no “Eso no lo vamos a comprar” y lo explicas, no importa si no lo entienden y te mantienes firme, esa pequeña frustración del niño, forma su carácter.

En la Escuela Gelva, ofrecemos una escuela de padres y escuela de niños, Porque sin los padres no hay escuela para los niños, Buscamos tener hijos talentosos, no es que “produzcan mucha plata” y que va a estar en los récords mundiales, sino que hagan lo que su propósito de vida, lo que traen en el alma, la impronta, no lo que la sociedad les ofrece, no en lo que la sociedad los quiere convertir, sino que ellos; expresando libremente su espíritu, tendrán algo que ofrecerle a la sociedad. Como no tenemos nada que valga la pena ser ofrecido, la sociedad nos ofrece cualquier baratija y nosotros la recibimos, pues la sociedad no tiene nada que ofrecernos ¡Es nosotros a ella!, porque nosotros somos los que hacemos la sociedad, la sociedad no nos hace a nosotros, nosotros hacemos sociedad.

Esta escuela de padres y todo lo que se enseña en ella está enfocado en esos tres objetivos para los niños, bienvenidos

 

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